Page 403 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


              exigüidad de las relaciones económicas. No se tiende un ferrocarril para
              satisfacer una necesidad del espíritu y de la cultura.
                 La América española se presenta prácticamente fraccionada, escin-
              dida, balcanizada. 227  Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una
              abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no
              son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe
              diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que
              el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. Hay, entre uno y
              otro, diferencias de matiz más que de color.
                 De una comarca de la América española a otra comarca varían las
              cosas, varía el paisaje; pero casi no varía el hombre. Y el sujeto de la
              historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son
              formas de la realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia
              del hombre.
                 La identidad del hombre hispano-americano encuentra una expre-
              sión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos
              circulan por toda la América indo-española. Toda fuerte personalidad
              intelectual influye en la cultura continental. Sarmiento, Martí, Montalvo
              no pertenecen exclusivamente a sus respectivas patrias; pertenecen a
              Hispano-América. Lo mismo que de estos pensadores se puede decir
              de Darío, Lugones, Silva, Nervo, Chocano y otros poetas. Rubén Darío
              está  presente  en  toda  la  literatura  hispano-americana: Actualmente,
              el pensamiento de Vasconcelos y de Ingenieros tiene una repercusión
              continental. Vasconcelos e Ingenieros son los maestros de una entera
              generación de nuestra América. Son dos directores de su mentalidad.
                 Es absurdo y presuntuoso hablar de una cultura propia y genuina-
              mente americana en germinación, en elaboración. Lo único evidente es
              que una literatura vigorosa refleja ya la mentalidad y el humor hispano-
              americanos. Esta literatura —poesía, novela, crítica, sociología, historia,
              filosofía— no vincula todavía a los pueblos; pero vincula, aunque no sea
              sino parcial y débilmente, a las categorías intelectuales.
                 Nuestro  tiempo,  finalmente,  ha  creado  una  comunicación  más
              viva  y  más  extensa:  la  que  ha  establecido  entre  las  juventudes

              227   Se refiere a la artificial separación de los países que conforman los Balcanes.


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