Page 142 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos
la idea liberal es esencialmente una idea crítica, una idea revolucionaria.
El liberalismo puro tiene siempre alguna nueva libertad que conquistar
y alguna nueva revolución que proponer. Por esto, la burguesía, después
de haberlo usado contra la feudalidad y sus tentativas de restauración,
empezó a considerarlo excesivo, peligroso e incómodo. Mas el liberalismo
no puede ser impunemente abandonado. Renegando de la idea liberal, la
sociedad capitalista reniega de sus propios orígenes. La reacción conduce
como en Italia a una restauración anacrónica de métodos medioevales. El
poder político, anulada la democracia, es ejercido por condottieri y dicta-
dores de estilo medioeval. Se constituye, en suma, una nueva feudalidad.
La autoridad prepotente y caprichosa de los condottieri que a veces se
sienten cruzados, que son en muchos casos gente de mentalidad rústica,
aventurera y marcial no coincide, frecuentemente, con los intereses de la
economía capitalista. Una parte de la burguesía, como acontece presente-
mente en Italia, vuelve con nostalgia los ojos a la libertad y a la democracia.
Inglaterra es la sede principal de la civilización capitalista. Todos los
elementos de este orden social han encontrado allí el clima más conve-
niente a su crecimiento. En la historia de Inglaterra se conciertan y
combinan, como en la historia de ningún otro pueblo, los tres fenómenos
solidarios o consanguíneos: capitalismo, protestantismo y liberalismo.
Inglaterra es el único país donde la democracia burguesa ha llegado a
su plenitud y donde la idea liberal y sus consecuencias, económicas y
administrativas, han alcanzado todo su desarrollo. Más aún. Mientras el
liberalismo sirvió de combustible del progreso capitalista, los ingleses
eran casi unánimemente liberales. Poco a poco, la misma lucha entre
conservadores y liberales perdió su antiguo sentido. La dialéctica de la
historia había vuelto a los conservadores algo liberales y a los liberales
algo conservadores. Ambas facciones continuaban chocando y pole-
mizando, entre otras cosas, por que la política no es concebible de otro
modo. La política, como dice Mussolini, no es un monólogo. El gobierno
y la oposición son dos fuerzas y dos términos idénticamente necesarios.
Sobre todo, el Partido Liberal alojaba en sus rangos a elementos de la
clase media y de la clase proletaria, espontáneamente antitéticos de los
elementos de la clase capitalista, reunidos en el Partido Conservador.
En tanto que el Partido Liberal conservó este contenido social, mantuvo
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