Page 264 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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264  Rafael Ramón Castellanos



                 bre. En este palacio de gobierno, capital de Matogroso, en 28 días
                 del mes de marzo de 1825...Por tanto ordeno y mando a todos los
                 empleados civiles, políticos y eclesiásticos reconozcan al señor don
                 Pedro I, Emperador Augusto del Brasil y esta provincia... 360

               Las noticias tardaron en difundirse y cuando el 24 de abril en el pueblo de
             Santa Ana, Provincia de Chiquitos, se firmó el bando de reconocimiento de
             tal Capitulación, acordando la fusión de esta provincia y la del Matogroso,
             comenzaron los hábiles manejos del Mariscal Sucre aunque fue tajante en
             su primera comunicación desde Chuquisaca el 11 de mayo para el Coman-
             dante en Jefe de las tropas del Brasil en la frontera de Chiquitos, coronel
             Manuel de Jesús Araujo. Le dice:

                   La nota que V.S. se sirve dirigirme el 26 de abril, acababa de llegar
                 a mis manos. El comandante Ramos, gobernador de Chiquitos, no
                 sólo carecía de facultades para ninguna negociación con V.S., sino
                 que no tenía ninguna credencial para entrar en relaciones con un
                 gobierno extranjero. La entrega que ha hecho de la provincia de
                 Chiquitos a V.S., es una traición y una perfidia, y V.S. ha cometido
                 una agresión injusta en ocuparla. La provincia de Chiquitos perte-
                 neciente a estos territorios y puesta ya bajo las armas libertadoras,
                 no puede recibir otras autoridades que las que se les destine por su
                 gobierno legítimo.
                   No puedo persuadirme que V.S. tenga órdenes del gobierno del
                 Brasil para la invasión que nos ha hecho; y la conducta de V.S.,
                 marchando de mano armada a posesionarse de un modo usurpador
                 de esa parte de nuestro país, sin haber precedido una notificación
                 de guerra ni explicación alguna, es la violencia más escandalosa del
                 derecho de gentes y de las leyes de las naciones, y un ultraje que no
                 sufriremos tranquilamente.
                   Nuestro gobierno desea el mantenimiento de la paz y de la más
                 estrecha amistad entre los gobiernos americanos; pero no teme de



             [ 360 ]_ Ídem, p. 187-188.
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