Page 57 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera


            Don Urbano quien nos dijo que le cayéramos a pedradas y
            pichazos “al imperialismo”. No entendimos lo que quiso de-

            cir pero nos dio igual. Don Urbano siempre sacaba palabras
            finas o raras. Durante varias semanas, los jorungos estuvieron
            llevando piedra desde los matorrales. Intentaron perseguir-
            nos, pero nos les perdíamos por esos montes. La policía iba

            algunos domingos y no pasaba nada, no tirábamos ni una
            picha. Cuando dejaba de ir, volvíamos a la carga. Un sábado
            los musiúes no fueron, tampoco el domingo. La semana si-
            guiente pasó lo mismo y entonces nos miramos entre todos

            y, sin mediar palabras, nos lanzamos a la carrera al río, que
            en ese pedazo ya le habían cambiado el nombre y lo llamaban
            La Piscina.


                  Al atardecer fuimos a la bodega de don Urbano, rojos
            del sol y felices de habernos lanzado del trampolín. Cuando
            se enteró de que los gringos se habían marchado, dio un golpe
            en el mostrador y gritó, como si eso que él decía fuese su peor

            enemigo: ¡hemos derrotado al imperialismo! A las pocas sema-
            nas lo volvimos a ver gritando por las calles como un loco. Era
            el 23 de enero de 1958. Pérez Jiménez había caído. Nunca más
            el río Tigre volvió a ser piscina, pileta o algo parecido; nada

            ni nadie distraía su curso, morichal abajo.













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