Page 301 - Fricción y realidad en el Caracazo
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VIVIR ENTRE BALAS
elizabeth araujo
Reportaje
No habrá tal vez niños en Venezuela que sepan defender
sus vidas como esos frágiles cuerpecitos del 23 de Enero
que, al tronar de los fusiles, abandonan, en fracciones de se-
gundo, su comida o la cama y se lanzan al piso en una envi-
diable afinación del instinto de sobrevivencia, palpando en
la oscuridad un rincón seguro, alejado del lugar de donde
suponen, proviene un ensañamiento que no terminan de en-
tender, dominando sus miedos, rezando y deseando quizás
mudarse a otra parte.
Después vendrá el sobresalto, el llanto, el consuelo de
la madre, un destello de humor de papá y finalmente, pedir
que el tiempo aplaque sus temores. Hasta el despuntar del
día, cuando descubrirán, sin muchas explicaciones, que
durmieron en el suelo.
Si alguna vez tal descripción en Venezuela nos pareció
el exagerado ejercicio de una febril imaginación, solamente
posible en Beirut, la zona ocupada de Gaza, los caseríos de
la frontera nica o las desérticas montañas de Afganistán,
era que, sencillamente, no habíamos visitado el conjunto de
apartamentos cuyos habitantes están condenados a soportar
como maldición la batalla de la pobreza.
Entrar al 23 de Enero luego de la trágica semana que
sacudió al país, recorrer los bloques y conversar con sus
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