Page 23 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
sistemas de gobierno, las instancias y hasta los mismos
funcionarios superiores venían de España. Un orden se-
mejante no tenía otro soporte real que la costumbre en
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una tradición tricentenaria de acatamientos .
La anterior aseveración pertenece al escritor Arturo
Uslar Pietri. El enfrentamiento de los blancos criollos con
los peninsulares pronto involucraría a todo el crisol de razas
del mestizaje criollo. Pescadores de la costa, llaneros de
oriente, centro y occidente; campesinos montaraces de los
Andes se unirían a los jefes militares de uno u otro bando,
por las buenas o por las malas, a veces luchando de un lado
y luego del otro, porque después de arrasadas las tierras,
solo la guerra garantizaba una montura y un sustento.
Si el Decreto de Guerra a Muerte bolivariano descar-
taba toda misericordia con el enemigo, el jefe realista José
Tomás Boves, al frente de legiones de llaneros, llevó la cruel-
dad como bandera y escarmiento a niveles que la historia re-
gistra con horror. La guerra se colocaría por encima de toda
norma, de todo acuerdo y de todo derecho positivo o na-
tural. Es ese estado de cosas lo que lleva al citado encuentro
de Bolívar y Morillo, cuyo fin era «humanizar la guerra».
Con la batalla de Carabobo, en 1821, queda sellada
la Independencia de Venezuela, pero no la paz. Los en-
frentamientos armados entre caudillos locales no darán
tiempo a restañar las heridas abiertas por once años de
guerra independentista. El siglo XIX venezolano será una
centuria de luchas y combates fratricidas que llevarán al
país casi al extremo de la disolución.
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Arturo Uslar Pietri, Golpe y Estado en Venezuela, Norma, Bogotá,
1992, p. 34.
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