Page 111 - El Reportaje, el ensayo
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El reportaje, el ensayo
                              qp Earle Herrera
             las señaladas acertadamente por él. Aquí el periodista, sin olvidar “el
             objeto de su reportaje”, introduce la reflexión y la óptica personal en la
             situación que enfoca. Por momentos parece (léase bien: parece) apar-
             tarse de su objeto de estudio, del punto central de su reportaje, para
             incursionar en otros terrenos: en la psicología de algún personaje o en
             el alma colectiva. Deja el relato, la descripción del suceso para introdu-
             cir su reflexión en y sobre el mismo y su manera de concebirlo. Esto
             lo encontramos poco en el excelente y gran reportaje de John Reed,
             Diez días que estremecieron al mundo, donde el autor, sin ser neutral como
             él mismo lo afirma, procura ajustar fielmente su narración al curso de
             los acontecimien tos. En cambio, sí lo hallamos en uno de los tantos
             reportajes de García Márquez, titulado “Chile, el golpe y los gringos”,
             publicado en la revista Alternativa, de Colombia, y luego recogido en
             un folleto, donde el autor de Cien años de soledad traza un perfil psicoló-
             gico de la personalidad de Salvador Allende, teniendo en cuenta inclu-
             so su signo zodiacal, utilizando varios planos tempo rales, cambiando
             de escenarios, asumiendo a veces un tono de polémica con el presi-
             dente Allende y profundizando en el análisis político para entretejer
             los factores individuales y sociopolíticos que abortaron la experiencia
             socialista de Chile.
               Se ha hablado del lenguaje conceptual del ensayo para contraponer-
             lo al descriptivo e informativo del reportaje. Sin duda se está pensando,
             al hacer tal afirmación, en el viejo reportaje “objetivo”. La interpreta-
             ción periodística exige la exposición conceptual al lado de lo puramente
             informativo. Por lo demás, en el ensayo no todo es conceptualización,
             pues, si así fuera, la frescura que caracteriza a este género se resintie-
             ra sensiblemente. En los buenos ensayos la exposición conceptual se
             enriquece con la narración de situaciones, descripciones de ambien tes
             y paisajes y también con informaciones de hechos que el ensayista ha
             conocido u observado. Podríamos citar, por vía de ejemplo, las descrip-
             ciones de las pampas argentinas de Sarmiento; de Caracas por Picón
             Salas y Enrique Bernardo Núñez; del Orinoco y la Guayana venezolana
             por Uslar Pietri y Carpentier, etc.




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