Page 62 - El Credo de Aquiles Nazoa
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por aquel personaje. En ambos casos se da lo que

               Alejo Carpentier llamó lo real maravilloso.

                   No será el grillo el único animal que hallará es-
               pacio en el arca de Noé de Aquiles Nazoa. En el bre-
               ve espacio de la oración o del poema, desfilan cria-

               turas del zoo amoroso del escritor. Sus sentimientos

               por los animales se expresan en toda su obra, en
               prosa o poesía, desde la tortuguita que dialoga con
               El Ávila o Guaraira Repano hasta los cochinos de

               sus fábulas. En su Credo, Charles Chaplin es “hijo de

               las violetas y los ratones”, flores que ya miraba en el
               sombrero de su padre y los traviesos roedores de los
               cuentos infantiles. También cree “en el gato risue-

               ño de Alicia en el País de las Maravillas”. La sonrisa

               permanente de ese gato atrae al Transeúnte sonreído
               que es Aquiles Nazoa. Sonrisa que sugiere despreo-
               cupación, optimismo y sabiduría. Igual exalta al

               perro de Ulises, tal vez porque le recuerda a todos

               los perros callejeros que en el mundo han sido, esos
               canes a los que también le dedicó la letra y rima uno
               de sus poemas humorísticos. La lágrima que vierte

               Ulises por su perro Argos, después de su ausencia

               de 20 años, debe haber conmovido al poeta. Tanto



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