Page 67 - El Credo de Aquiles Nazoa
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siempre en el inframundo. En cambio, en su Credo,

               Aquiles Nazoa la libera al conjuro de la música de

               la Pavana de Fauré. Aquí hay algo estremecedor:
               el poeta dice que Eurídice es liberada “del infierno
               de mi alma”. ¿Pasó el escritor por etapa semejan-

               te? ¿Fue un poeta atormentado? Que lo digan sus

               biógrafos. No son esos laberintos del alma lo que
               encontramos en su obra, llena de humor y amor.
               En todo caso, la música lo libera, como seguramen-

               te todo el arte, para que el final de su Credo sea un

               canto al optimismo y la alegría, cuando declama,
               reza o confiesa:


                    Creo en los poderes creadores del pueblo;
                    creo en la poesía y en fin, creo en mí mismo,

                    puesto que sé que hay alguien que me ama.

                   Y nosotros, sus lectores, creemos en Aquiles,

               creador de este hermoso Credo.
















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