Page 61 - El Credo de Aquiles Nazoa
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n su oración, a los personajes de carne y hueso
               Etocados por el arte, Aquiles Nazoa los acom-
               paña con otros de la ficción, la fábula, la leyenda,

               el costumbrismo, sean estos de la fauna o de la flo-

               ra, la imaginación o los sueños, las creencias o los
               mitos. El oficiante del Credo reverencia a “los gri-
               llos que pueblan la noche de mágicos cristales” o al

               “amolador que vive de fabricar estrellas de oro con

               su rueda maravillosa”. En el primer caso, una ima-
               gen auditiva –el canto de los grillos– se convierte
               en una visual (los mágicos cristales), en un esplén-

               dido juego de los sentidos. En el segundo, el poeta

               exalta a un personaje de los pueblos y ciudades que
               se hizo parte del paisaje costumbrista: el amolador.
               El autor que mira con los ojos de su infancia, con el

               encanto de los niños, ve en las chispas del cuchillo

               sobre la rueda de amolar estrellas de oro fabricadas



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