Page 56 - El Credo de Aquiles Nazoa
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condesa, una marquesa o de alguna otra dama de
origen, vida y moral aristocrática. Con Charles
Chaplin habría arremetido también contra el gran
dictador o el mundo mecanizado. Pero en los cua-
tro, cada destino fue un camino que solo se encon-
traron en un rezo: el Credo de Aquiles Nazoa.
Byron, como Rilke, tuvo facilidad para conse-
guir mecenas, sobre todo en el mundo femenino,
donde era pez en el agua. Su primer libro de poemas,
titulado Composiciones fugaces, lo pasó en limpio,
ordenó y editó su amiga Elizabeth Pigot. Todo es-
critor sabe lo que se siente y lo que significa que una
novia o amante transcriba tus poemas. Si lo edita, es
lo máximo y la hace merecedora de la rosa que se
llevó la vida de Rilke al intentar cortarla por amor.
George Gordon Byron “defendía el amor libre
ciento cuarenta años antes que los hippies”, acota el
periodista y escritor venezolano José Pulido, quien
no pasa por alto la mutua simpatía entre el gran
poeta inglés y el Libertador Simón Bolívar:
Cuentan que Simón Bolívar admiraba a
Byron por su poesía y este admiraba a Bolívar
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