Page 38 - El Credo de Aquiles Nazoa
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ni haberla visto antes. Pasó varias noches leyen-
do sobre la vida trágica y su arte mágico y de allí
salió lo que ya es una canción caribeña clásica de
una revolucionaria del baile clásico. Tanta conmo-
ción, tanta energía desbordada en los escenarios
del mundo, tocaría lo más hondo del alma sensible
de Aquiles Nazoa. De allí a elevarla al altar de su
Credo fue cosa de tinta, papel y corazón. El poeta
confesó:
Creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan
abatiéndose como una purísima paloma
herida bajo el cielo del Mediterráneo...
Isadora confirma y reafirma en Aquiles su
creencia en “la condición aérea del ser humano”.
Cierto, Isadora vuela cuando baila, cuando está in-
móvil, cuando camina. ¿Has experimentado, incré-
dulo lector, la sensación onírica de volar? ¿Has lo-
grado llegar a destino o despiertas en el centro del
sueño? ¿Has planeado en el sueño sobre los techos
de zinc o tejas de las casas viejas o te suspendes en
el filo del sueño como el colibrí de Los Andes y el
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