Page 4 - El primer tutor de Bolívar
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Colección
Herederos de Bolívar
n la calle sud 5, número 9, hay una casa de singular fachada, cons-
Etruida en los primeros años del último siglo. Exteriormente es
de un solo piso y su frente está ocupado por tres grandes ventanas
sobresalientes, constituyendo cada una de éstas el centro de otros
tantos compartimientos formados de pilares fantásticos y arco de
arabescos caprichosos. El conjunto aparece, a primera vista, más gro-
tesco que artístico, sobre todo, cuando se estudia con detención. El
dosel o guardapolvo en que están sujetas las rejas de cada ventana
están exornadas de labores, del mismo estilo, aunque más vistosos.
Sobre la puerta de entrada que está a la derecha, existe un nicho vacío
coronado por el monograma de la Virgen María. Hasta ahora pocos
años, figuró en el zaguán de esta casa el antiguo pavimento de hueso,
muy de moda en Caracas, durante los dos últimos siglos. De este pavi-
mento sólo se conserva una porción del primer corredor, recuerdo de
los antiguos dueños que la habitaban en remotos días.
He aquí una casa célebre, no sólo porque en ella vivió Bolívar, de
edad de cinco a seis años, cuando su madre cansada de las travesuras
del niño, lo entregó al tutor ad litem que le había nombrado la Audiencia
de Santo Domingo, por fallecimiento de su padre, el coronel Bolívar,
acaecido en 1786, sino también por ser esta casa la que, durante
muchos años, ocupó el tutor, aquel célebre patricio de la revolución
de 1810, aquel licenciado don José Miguel Sanz, amigo de Miranda,
víctima de la guerra a muerte, en las sabanas de Urica, en agosto
de 1814. En esta casa fue instalada la Academia de Matemáticas en
1831; y el Colegio de Santa María en 1859, bajo la dirección de los
señores doctor Agustín Aveledo y doctor Ribas Bawldinn.
Refieren las crónicas de ahora ciento veinte años, que en la
Universidad de Caracas cursaba el estudio de ciencias jurídicas un
mancebo de suaves modales, de carácter concentrado, pobremente
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