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42 Ecosocialismo l Andrés Bansart
En realidad, la locución “democracia participativa” es una
redundancia. Si se habla de democracia participativa, se debería
poder hablar de “democracia no-participativa”. ¿Sería ésta una
democracia? Basta el sustantivo democracia. Los adjetivos, en
vez de darle más fuerza al sustantivo (a la sustancia), debilitan el
concepto. Así, hablar de “democracia representativa” es hablar de
una media democracia, una cuarta democracia, pero no de una
verdadera democracia.
El término democracia y el término socialismo se acercan así
hasta llegar a ser casi sinónimos. Expresan algunas características
de la sociedad participativa e igualitaria (participativa porque es
igualitaria). Es por esta razón que chocan los conceptos de capi-
talismo y democracia. ¿Cómo va a ser democrática una sociedad
en la cual algunos poseen el capital y emplean a otros que deben
transformarse en mano de obra y venderles su trabajo? ¿Dónde
puede estar la democracia en tal sociedad, en la cual la esencia es la
discriminación entre los unos y los otros?
En los países que pretenden haber inventado la democracia
(y que se enriquecieron y siguen enriqueciéndose explotando
la naturaleza y a los demás seres humanos), en estos países que
pretenden haber inventado los Derechos Humanos y viven de una
economía irrespetuosa de estos mismos Derechos, en estos países,
falta a menudo la cultura política.
La cultura política se consigue mediante una educación mutua
y las vivencias que se dan en las comunidades de base. En cuanto a
los trabajadores intelectuales, su papel es teorizar al respeto, estar
a la escucha del pueblo, preguntar a las comunidades de base lo
que necesitan, desean y realizan. Su papel es perfeccionar la teoría
sobre el socialismo, en general, y el eco-socialismo en particular, a
partir de las praxis de las comunidades de base. Su papel es divulgar
esta cultura, dar herramientas a las comunidades de base para que
estas puedan profundizar su reflexión e ir más lejos en su praxis.