Page 32 - Marx Populi
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A modo de presentación
de medio siglo, Aldo me condujo a ref exionar sobre mis propios modos de
relacionarme con el marxismo. En este trabajo retomo algunos pasajes de ese
epílogo y, va de suyo, los aportes imprescindibles de Aldo. Asimismo, él leyó
los primeros borradores de esta versión que presentamos, me señaló sus baches
más notorios y me sugirió nuevas líneas de indagación. Finalmente, para
coronar tantos aportes, escribió el rotundo texto que of cia como la puerta de
entrada a este libro.
Unos meses más tarde, desde Bogotá, Colombia, Pablo Solana me planteó
el desafío de escribir un artículo para la revista Lanzas y Letras, que diera cuenta
de los aniversarios vinculados al marxismo durante 2017: los 150 años de El
Capital, los 100 años de la Revolución Rusa, los 50 años de la caída del Che,
entre otros. Este trabajo fue alentado por ese pedido. De manera precoz, en la
fase del boceto crudo, consideramos que el ensamble de diversos elementos en
una f gura o tono unif cados –es decir: el collage– era la técnica más adecuada
para resolver el reto planteado por Pablo.
Para la misma época desde Caracas, Venezuela, amigos y amigas indispen-
sables incidieron en el derrotero de este trabajo. Giordana García Sojo, presi-
denta de la Fundación Editorial el Perro y la Rana, me sugirió que le diera
forma a una primera versión de Marx Populi que terminó siendo publicada en
versión digital por ese sello editorial unos meses después. Lenin Brea, también
de la Fundación Editorial el Perro y Rana, me solicitó una introducción para
una reedición de El Estado y la Revolución de su homónimo V.I. Lenin, a 100
años de la primera edición. Meses más tarde, junto a Katherine Castrillo, quien
se hizo cargo de la presidencia de la Fundación Editorial el Perro y la Rana en
reemplazo de Giordana, organizamos esta nueva versión y concretamos una
coedición en Buenos Aires (esta versión que presentamos) y en Venezuela (una
nueva versión digital).
Fue la azarosa congregación de estas circunstancias la que nos llevó a
escribir –posiblemente “expectorar” sea el término más preciso– este ensayo en
un plazo muy corto, en unos pocos meses, prácticamente sin consultar fuentes,
sin recurrir a lecturas o relecturas, sin citas a pie de página, buscando desba-
ratar un poco los formatos académicos, dejando correr la pluma, apelando a lo
que, bien o mal –para bien o para mal– hemos internalizado con los años. En
sentido estricto, la bibliografía general que f gura al f nal remite a las lecturas
realizadas en el transcurso de más tres décadas, sólo unos pocos textos fueron
consultados especialmente para este trabajo.
Nadia Fink, además de enderezamientos y enmiendas gramaticales,
suprimió aspavientos y aportó soluciones metafóricas y colaboró para que este
texto amplíe sus potenciales interlocutores.
Cuando este libro apenas se hallaba abocetado, Sebastián Rodríguez y
Fernando Stratta me sugirieron desarrollos absolutamente necesarios sobre
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