Page 738 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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             con el uso de motosierras y machetes, así como en tácticas de tortura
             para causar terror y obtener información, entre estas, el uso de serpien-
             tes venenosas para matar a sus víctimas y la lengua de corbata, que no
             es otra cosa que abrir la garganta con una navaja para sacar la lengua
             por la hendidura y que la lengua le cuelgue sobre el pecho. El parami-
             litarismo en la actual Colombia es de vieja data. Podríamos decir que
             entre los primeros de esta funesta lista se encuentran quienes pudieron
             haber envenenado a José Antonio Anzoátegui  el 15 de noviembre de
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             1819 en Pamplona.

             Santander y Leonardo Infante
             En 1825, el jurista valenciano Miguel Francisco Peña Páez, relator del
             Alto Tribunal de Colombia, se negó a suscribir el fallo que condenaba

             a muerte al oficial venezolano Leonardo Infante, oriundo de Maturín.
             Hagamos un pequeño recuento de estos sucesos, que pintan aún más
             el doble filo del carácter miserable de Francisco de Paula Santander. Se
             trata de un caso que motivó tantos tribunales, agitó hombres de leyes
             neogranadinos contra venezolanos y que, en fin, fue lo que acabó con
             la República de Colombia. Allí se vio la transparencia nefasta que lle-
             vaban en sí mismos, aquellos, que el Libertador irónicamente llamaba

             los suaves filósofos. De un lado, Santander y sus secretarios Francisco
             Soto, Vicente Azuero y Luis Vargas Tejada, quienes iban a desatar una
             horrible guerra de intrigas e envidias contra el Libertador. A fines de
             1824, fue asesinado en Bogotá un oficial de nombre Francisco Perdo-
             mo y el crimen fue atribuido al coronel venezolano Leonardo Infante.

             [14]_ El 15 de noviembre de 1819 en Pamplona, Colombia, fue envenenado José An-
             tonio Anzoátegui cuando contaba treinta años. Anzoátegui, hombre de confianza de
             Bolívar, había sido ascendido a general de división por su heroica gesta en la Batalla de
             Boyacá el 7 de agosto de 1819. El paramilitarismo le pasó factura a este joven promesa
             revolucionaria que apenas empezaba a destacarse describiendo una trayectoria insigne
             de luchas por la emancipación.
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