Page 682 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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             la insurgencia, la ayuda bélica que desde hacía años les solicitaba el
             caraqueño se retardaba cada vez más, era una empresa riesgosa para el
             gobierno inglés. Miranda debía guardar las apariencias y la ecuanimi-
             dad, su vida y seguridad dependían del proteccionismo del Imperio
             británico, estaba obligado a actuar con prudencia.

               La política de la España colonialista se fraguaba en el sometimiento
             de las colonias, como lo dijo el Libertador en su Carta de Jamaica, los
             naturales de América contaban con toda suerte de restricciones impues-
             tas por España. La oligarquía criolla y sus descendientes no podían ser

             gobernadores, ni altos prelados de la Iglesia católica, además tenían se-
             veras restricciones para imponer el libre comercio. La metrópolis espa-
             ñola nunca se resignó a perder estas tierras, sus riquezas los convertían
             en un imperio poderoso. La navegación de ultramar fue un bastión
             comercial de la España monárquica. Imperó el comercio de extracción,
             en los grandes galeones los hispanos se llevaban las perlas, el oro, la
             plata, los frutos. La metrópolis mandó a estas tierras americanas como

             pacificador a Pablo Morillo, con la severa represión que desató no hizo
             otra más que sembrar el miedo, pero no pudo extirpar la insurrección.
               Los militares que se enviaban a América eran hombres con espíritus

             endurecidos. La disputa por el control de los mares en el océano Atlán-
             tico se daba entre Inglaterra, Holanda y España. Los barcos de la Gran
             Bretaña eran veloces (casquillos liliputienses, según Fernand Braudel)
             en comparación con los enormes galeones con que trabajaba España.
             Inglaterra en el siglo XIX vivía el apogeo de la Revolución Industrial,
             primaba el entusiasmo apoyado en el espíritu del protestantismo. La
             salvación radicaba en el trabajo, los esfuerzos debían estar orientados a

             alcanzar la vida buena, la prosperidad, las riquezas y el equilibrio.
               La crisis política en España aceleró el proceso de deslinde de América
             del Imperio español. La imposición de José Bonaparte como rey de
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