Page 415 - Todo César: Panorama de vida y obra
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414 Cronología del autor
2015-2016:
Desde noviembre de 2015 hasta junio de 2016 en la Galería
de Arte Nacional, en Caracas, se realiza la exposición
“César Rengifo: imagen, pensamiento y acción en el
centenario de su nacimiento”, con 56 obras, que en su
mayoría están incluidas en este libro.
2016:
El 10 de mayo se trasladan sus restos al Panteón Nacional
junto al pintor Armando Reverón . Rafael Salazar leyó
84
el discurso “Padre César que estás en el pueblo”, y se
interpretó la gaita de tambora “Que alguien nos traiga”,
musicalización del poema “Dimensión de la angustia”,
de 1941, escrito a los 26 años por César Rengifo.
84 En la entrevista ofrecida a Ratto-Ciarlo (op. cit., p. 991), Rengifo
cuenta dos anécdotas sobre Reverón: “Siempre fue un buen amigo;
cierta vez cuando enfermé ofreció regalarme un cinturón que, gracias a
una hebilla de metal, según él lo afirmaba, poesía propiedades mágicas
maravillosamente curativas”. Reverón le explicó el procedimiento: “Te
pones el cinturón, te extiendes a lo largo, tu cara contra el suelo, para
que la hebilla lo toque. Tomarás así la misma fuerza de la tierra...”.
otra anécdota que cuenta es de cuando coincidieron en el Salón oficial
de 1953, donde Reverón gana el Premio nacional de Pintura: “Encontré
al Maestro muy molesto porque a una de sus pinturas, enviada por un
coleccionista, le habían puesto un marco barroco y rococó”. Reverón
reclamaba: “Mis cuadros solo deben llevar marcos hechos de corteza
de cocotero”. otra de las anécdotas recogidas está en la entrevista
concedida a nunes (César Rengifo: El retorno a las raíces, p. 105).
Rengifo afirmaba que una de las primeras recomendaciones que
hacía a los jóvenes era que estudiaran a Reverón, a quien conocía
porque visitaba la escuela en los años 31-32, por su descubrimiento y
exploración del no-color y porque trabajaba con todos los materiales.
lo consideraba humilde, esotérico, ya que creía en las potencias
naturales. Cuenta Rengifo: “Una vez, cuando fuimos a llevar los
cuadros al Salón oficial (al año siguiente de haber ganado Reverón el
Premio nacional) ...de pronto miró otra vez el cuadro y dijo: —A este
cuadro le falta un detalle: tengo que hacérselo—. Sacó el pañuelo, lo
escupió... y con el pañuelo con ... saliva entierrada le dio un toque al
cuadro”. (n. de la E.).