Page 261 - Todo César: Panorama de vida y obra
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260  ¡Sobre la tierra, siempre!



            polvo denso y áspero, a lo lejos los remolinos huían llevándose en tropel cuanto
            encontraban.
               Los párpados se abrieron con lentitud; por brevísimos instantes las pupilas
            se clavaron en el círculo de luz y algo como un punto de alegría brilló en ellas.
               La nube obscura y profunda precipitábase hacia el valle con furiosa violencia;
            en su centro, cortantes e inmensos, pavorosamente inmensos, dos rostros lanza-
            ban carcajadas sonoras, terribles… ¡Eran Eugenia y Rafael! Reían, reían con
            dramático placer mientras bajo ellos el tumultuoso galopar del viento barría
            hasta las mismas piedras, dejando la tierra rala y estremecida.
               Por el horizonte descendía lentamente un sol enrojecido tiñendo de violento
            púrpura la tarde desolada. La nube seguía avanzando y desde ella, plenos de ira
            y regocijo, los rostros reían, reían…
               ¡Contra el sol, el polvo era ya una llameante bandera de violento flamear!
               Al borde de la casa la mano solitaria buscaba con angustia para apretar el aire.
               La nube avanzaba, avanzaba. A lo lejos, contra el sol poniente, la bandera
            tejida por el polvo tumultuoso serpenteaba en ondas agitadas.
               La mano crispose con furia, segundos después se fue abriendo con blanda
            flacidez; la cabeza, la cabeza se apretó contra el regazo de la almohada y sobre
            el rostro ceniciento cayó con dulzura el suave halo de luz que descendía desde
            la claraboya.
               La nube estaba ahora lejos. Sobre el paisaje en calma la tierra despuntaba otro
            verdor, a su vera era ya un suave y liso río de bonanza.
               ¡Desde la colina, con los ojos, con los pies hundidos entre su parda tierra, el
            hombre arrojaba de nuevo la semilla! ¡Y allí estaría siempre! ¡Siempre!
               Las arrugas estaban delgadas y serenas, ya no gemía el aire bajo las aletillas
            de la nariz, solo los labios plegábanse suavemente hacia arriba, dibujando con
            arrogancia una sonrisa de triunfo como un sonoro camino de alegría.
               El  cigarrón  zumbó  de  nuevo  alegremente  por  la  estancia  silenciosa  para
            fugarse hacia la luz.


                                                                     lEMA: uRAPE 1
                                                                                                                       Cuento “Sombras”, 1938. Manuscrito de cuaderno.
            1   En Venezuela, arbusto ornamental, maderero y medicinal de origen asiático. dos de sus variantes                        Sección de Libros Raros.
                son comúnmente conocidas como pata de cabra y pata de vaca. otras son: el urape blanco,             Instituto Autónomo Biblioteca Nacional de Venezuela.
                rosado, purpúreo y morado, cuyas flores se asemejan a las orquídeas, sobre todo, una de sus
                especies, a la cattleya. El fruto es en legumbre o vaina. El origen de la voz es probablemente
                caribe. También es un término toponímico de algunas regiones de Venezuela. (n. de la E.).
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