Page 33 - Soy tu voz en el viento
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Imperioso ordenó Lope de Aguirre
               montar en ancas de su propia bestia
               al bisoño señor de Villandrando
               y echó por los senderos olorosos
               de los valles dormidos
               Paraguachí, Santa Lucía,
               trecho obligado para llegar al puerto
               del Espíritu Santo o Pueblo de la Mar.


               Saquearon en el tránsito
               las casas de las huertas y estancias,
               llevándose las armas
               y toda pertenencia de valor.
               Contra la gente de la Santa Lucía,
               valle fértil y rico de sembrados,
               se ensañó el caudillo;
               por eso en las conciencias
               quedó impresa la terrífica figura
               del tirano brutal.
               Cuarenta días angustiosos
               permaneció el Tirano en Margarita,
               sembró desolación y llanto y muerte.
               Villandrando, su alcalde y la gente de pro
               fueron asesinados, robados, apaleados...
               Ana de Rojas, esposa de don Pedro Gómez,
               hermosa dama de gallardo porte,
               undosa cabellera que caía
               sobre la blanca espada,
               talle esbelto, piernas contorneadas,
               al viento se mecía pendiente de la horca
               levantada en el rollo de la plaza.
               Su marido también fue asesinado
               a la par de dos frailes dominicos.
               Por sospecha de traición
               hizo morir a más de veinte compañeros,
               incendió los poblados,
               se llevó perla y oro, las cosas de valor
               y como lastre embarcó las armas,
               el hierro, los pertrechos,
               resguardo defensivo de la Isla.


               Fueron cuarenta días, largos y tormentosos.
               Su memoria perdura en la leyenda.
               Si evocan la maldad, su nombre evocan
               mientras la gente ingenua se santigua
               y dice que lo miran penitente




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