Page 36 - Soy tu voz en el viento
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las viviendas, los templos;
hicieron prisioneros,
impusieron rescate
por sobre las cenizas
que inundaban los campos
y el dolor y las lágrimas
que fecundan raíces
de la nueva ciudad
crecida del incendio.
Todo era rehacer,
tejer y destejer
en la malla de un tiempo ilimitado.
El pueblo diligente se afirmaba
adherido a la tierra:
la siembra de tres razas,
cosecha dura
proyectada al futuro
en lucha sempiterna contra los elementos,
viviendo entre la lluvia y la sequía
pero sin doblegarse a la inclemencia
del tiempo malo,
de la vida difícil.
Así surgió en la historia
y se afirmó gloriosa
entre los sacrificios y trabajos
la Ciudad resistida y resistente.
Fue el baluarte en la lucha
tesonera y gallarda
de hacer la libertad de Venezuela.
Pavesas y cenizas fue de nuevo
en la brega tenaz de independencia:
Urreiztieta, sangre de la conquista,
quería que no quedase
piedra sobre las piedras
y la redujo a escombros
entre el humo deshechos
que perduran gloriosos,
testimonio del temple
de un pueblo que no rinde sus bastiones
y mantiene en lo alto su hidalguía
para ejemplo señero
de las generaciones venideras.
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