Page 236 - Soy tu voz en el viento
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Un ignorado mundo bajo sombras,
pero expresábase clara la voluntad de un pueblo
que abría los caminos resueltos al porvenir.
Nada los detenía en su búsqueda ansiosa.
Traían ardor de tribus guaraníes invencibles:
al vuelo de sus flechas, muerte y guerra,
plantaron su dominio en el ámbito trepidante de las islas.
Arrogantes luchadores, los caribes
someten hombres, persiguiéndolos por bosques y pantanos.
Sus armas aguzadas, de veneno en la punta,
disparaban al grito: Ana Karina rote.
Era un cielo de flechas,
de la playa hacia el bosque,
del bosque hacia la playa,
la lucha encarnizada,
el guaiquerí animoso
defendía embravecido su terruño,
las mujeres huían a las altas serranías,
hasta que terminaba la contienda
de enardecida saña en un campo de muerte,
se las aprisionaba espinados los cuerpos
para servir de vientres, botín alucinante
llevado como ofrenda al dios Amalivaca.
En el tiempo de ahora, ¿en dónde están los indios?
Reverberan en nuestra sangre confundidos:
poder de la conquista, misturación de estirpes:
el español, el negro, el indio taciturno,
tres razas diferentes en una raza nueva
que puebla los confines de la América nuestra.
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