Page 102 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                   y el semblante todo hinchón;
                   levantada la solapa
                   como un viejo con pestón,
                   y al hombro la inevitable
                   silletica de extensión
                   con la que parece un hijo
                   del hombre de la Emulsión;
                   con sus tesis bajo el brazo,
                   con su librote marrón
                   que ya de tan manoseado
                   parece de chicharrón;
                   con sus cuadernos de apuntes,
                   con sus tizas de color,
                   con su caucho por los hombros
                   tipo Cristóbal Colón,
                   allí va el pobre estudiante
                   cargado como un camión,
                   ¡en busca de una placita
                   o un sosegado rincón,
                   en donde poder fajarse
                   —fajarse como un león—
                   a meterse en el cacumen
                   esa notamentazón
                   y esa pila de bichitos
                   que parecen de masón
                   y esas cuentas del carrizo
                   que uno no sabe qué son
                   porque les ponen letricas
                   en vez de numeración!


                   ¿Por qué no estudia en la casa?
                   Decidme ¿por qué razón?

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