Page 84 - Lectura Común
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La lectura común                                Por el ojo de la letra
              dos lecturas, el de su libro Mapire y el de su muy reciente Álbum
              para delincuentes. Con igual justicia presenta al lector el nom-
              bre y la obra de Eduardo Zambrano Colmenares. “Logro difícil
              y admirable”, llama a su fidelidad, a su “motivo de lenguaje y de
              elegancia”.
                  Acaso el solo desvío geográfico —que no temático— ocurra
              en sus lecturas de los mexicanos José Gorostiza y Javier Villaurru-
              tia. Aquel despierta su interés por “la contemplación obstinada de
              una palabra ósea y racional” y este por causa de la Nostalgia de la
              muerte, al que aprecia como su libro más alto.
                  Pero pronto vuelve a los libros de su biblioteca de poetas vene-
              zolanos y abre lo que llama “el itinerario sombrío” del ecuatoria-
              no-venezolano César Dávila Andrade a propósito de su Catedral
              salvaje. Muy cerca espera la obra de uno de sus poetas indispen-
              sables: Elías David Curiel, como Lydda Franco Farías, emoción y
              razón de su obediencia a la poesía iniciática y confesional. En la
              lectura de Curiel se tarda no pocas páginas en las que da prueba   [ 83 ]
              de su entendimiento con el viajero de los cielos corianos, del sus-
              pirante del haschisch y de la respiración del éter.
                  La motivación como vivencia traducida en reflexión lo aproxi-
              man unos párrafos después a Liscano y a Cadenas.
                  Las últimas páginas las reserva a Lydda Franco Farías. Leyén-
              dolas estamos ciertos que Arenas es hoy por hoy el analista más
              autorizado de la poesía de la poetisa de la sierra de San Luis y de
              este mundo.
                  Finalmente, el conocimiento de la poesía le sirve de resumen,
              de adiós y regreso, de fuego central, a su inteligencia emotiva y
              reflexiva.
                  Sus lectores quedamos a la espera de un nuevo libro de lec-
              turas sobre la poesía y de la publicación de la suya propia, que
              mantiene por tanto tiempo oculta y a la que recordamos como
              la praxis de la vivencia poética en tanto que lugar, que aldea cós-
              mica, al modo de Lezama Lima, el de la adoración prosódica y
              ontológica del rumor, en el ser y en el lenguaje.






       Lectura comun heterodox   83                                    13/4/10   12:35:23
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