Page 345 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo
               y además oportuno: la Unesco había declarado a Venezuela terri-
               torio libre de analfabetismo. Casi simultáneamente, Cuba nos
               regalaba 25 millones de títulos. ¿Por qué no atreverse a crear una
               editorial nacional que prometiera y ofreciera una suma, si no
               igual, al menos semejante? Se lo preguntaron alguna vez los poe-
               tas Gustavo Pereira y el Ministro Francisco “Farruco” Sexto. Con
               gran esfuerzo, el Conac, el Conac de los primeros tiempos, edi-
               taba libros y publicaciones de modesto tiraje. Era, pues, hora de
               atreverse. No por casualidad, otros dos poetas, Miguel Márquez
               y William Osuna, respondieron a aquella pregunta de hace unas
               líneas con el lanzamiento de la Biblioteca Básica Temática, unas
               ediciones de bolsillo en los que se ofrecía una lectura varia y útil
               acerca de nuestra tierra y sus hombres, la memoria colectiva, la
               soberanía, la imaginación literaria, artística y artesanal, los pue-
               blos indígenas, la conducta ciudadana, la educación, la salud y sus
             [ 344 ] peligros, entre tantos otros temas. La Biblioteca alcanzó el tiraje
               histórico de 25.000 millones de ejemplares, distribuidos gratui-
               tamente en las plazas públicas, en los barrios, en los pueblos y en
               las escuelas.Tal hazaña, de factura semiartesanal, reclamaría otra
               de mayor proporciones. Fue así que surgió la Fundación El Perro
               y la Rana. Su nombre y su ícono fueron préstamo de los pueblos
               panare de Caicara del Orinoco. Le insuflaron vida, su pequeña
               vida, Miguel Márquez, William Osuna y una computadora. No
               imaginaron nuestros amigos que la Biblioteca Básica Temática
               habría de servir de fuego primigenio a la Fundación cumpleañera.
               Su destino era el de surtir de lectura a Venezuela entera, dando a
               conocer y reconocer los nombres de nuestros escritores con larga
               nombradía y amistarlos con las obras de aquellos que por largo
               tiempo permanecían olvidados o ignorados. Entonces fue preciso
               crear una verdadera empresa, disponer de un espacio propicio,
               un personal suficiente, entre lectores, editores, transcriptores,
               correctores, diseñadores, diagramadores y asegurar el tiempo de
               su producción y de evaluar su costo. Hoy, El Perro y la Rana es una
               editorial-taller, poblada de jóvenes talentos en tenaz y silencioso






       Lectura comun heterodox   344                                   13/4/10   12:36:11
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