Page 333 - Lectura Común

Luis Alberto Crespo

mucho más ahora de una estructura académica propia y ajustada
a los reclamos de la especialización hasta hace poco desprovista de
la obediencia de una metodología capaz de elevar ese oficio a profe-
sión universitaria. Y ello fue posible: la Casa Nacional de las Letras
Andrés Bello acudió a la experiencia académica y metodológica del
profesor y escritor Edgar Colmenares del Valle y sometió a la consi-
deración de la Uney, en la persona de su rector, el poeta, intelectual
y hombre de ciencia jurídica Freddy Castillo Castellano, el molde
programático indispensable para darle sostén al diplomado. El con-
venio no tardó en suscribirse. Y tuvo vida y probó fortaleza y juró
por su perfectibilidad, ese desvelo de toda ciencia humanística.
Durante el año académico que concluyera la pasada semana, un
grupo de profesores, académicos de la lengua, profesores universi-
tarios, intelectuales, narradores, poetas y cronistas difundieron sus
saberes entre los aspirantes al diplomado en las aulas de la universi-
[ 332 ] dad yaracuyana. Concluido el tiempo académico, el pasado jueves
9 y el viernes 11 de julio, los cuales han de ser días históricos, los
aspirantes al diplomado leyeron los temas de las crónicas que exigía
el programa de estudios para contento de los suscritores del conve-
nio interinstitucional. Juntos, habían determinado demostrar que la
crónica tenía derecho a ingresar a las profesiones universitarias de
las letras.
Fiesta del humanismo fue ese momento en la patria verde de
Gilberto Antolínez, quien diera nombre al diplomado. En ella se oyó
la música del grupo Irhakuy, cuyo prestigio suscriben no pocos can-
tantes y músicos de renombre, partícipes de sus conciertos, como
Simón Díaz, María Teresa Chacín, Lilia Vera, El Cuarteto y Arcano,
entre tantos otros.
Cabe destacar la evocación que hiciera Andrés F. Rodríguez
del grupo Luango de Venezuela, por sus dejos de elegía si no de
añoranza hacia una de las casas en la que la cultura y sus múltiples
expresiones gozaron de larga generosidad y recibieron el muy nece-
sario aliento para no desmayar. Rodríguez llama en su emocionada

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