Page 337 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo
el suelo de la voz colectiva a fin de preparar la siembra del decir
inmemorial del hombre en los libros que su fervor y su afecto res-
catan de la marchitez que asuela la mala vida de nuestro desinte-
rés y nuestro desprecio por el alma del mundo.
Harto tiempo ha concedido esta dama de luenga estirpe a la
grata fatiga de trasegar en escritura el español campesino con
que hablan y son los aldeanos que moran en las frondas y los pra-
dos donde verdea Boconó. A la crónica que sobre sus maneras y
su parla consagra en no pocos títulos que hoy forman venero de
conocimiento, fuente nutricia de toda geografía humana, sigue,
en estrecha y alineada derechura, la de la confesión personal y
múltiple que escucha de labios de los sembradores de tubérculos
y flores, los ajiladores de acémilas y reses, los talladores del cedro
y los que prueban que la arcilla es materia sensitiva.
Así, y ajena a cuanto la distraiga de tan admirable talante y
[ 336 ] menester, Lourdes Dubuc de Isea ha sustraído del vacío la confi-
dencia de su pueblo, o acaso mejor, su ser en sí y en el paisaje, su
realidad y su imaginario.
Porque ansiábamos celebrar su existencia y su labor huma-
nística y literaria, nos allegamos a Boconó cuando febrero fenecía
sobre los tejados de San Miguel y las brisas del Castán y Cabimbú.
Se cumplía en el Trapiche de los Clavos, hecho de adobe viejo, teja
oscura y añoranza de miel de caña, un ritual al que los pobladores
se han habituado desde muy antiguo: la fiesta de la cultura, el goce
compartido de lo que hay de más profundo en nosotros. Esa tarde
el motivo del festejo era el más reciente libro de Lourdes Dubuc
de Isea, Del imaginario popular. Palabra y memoria colectiva,
editado por el prestigioso Fondo Editorial Arturo Cardozo de la
Gobernación Bolivariana de Trujillo, del cual es empeñoso editor
nuestro Pedro Ruiz, cronista, poeta y creador de una obra parti-
cipativa en la que actúan los municipios trujillanos de los poetas,
los escritores, los artesanos, los artistas, los músicos, los fabula-
dores y los difusores de la oralidad. Tal creación, a la que entrega
saber y sentir, es mucha y bastante. Ejemplo de su largueza es la
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