Page 175 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo
obsesivamente orientada a comprobar tal confusión y semejante
engaño. Para evidenciarlo, Calzadilla se vale de la ironía y del humor,
sus dos armas más recurrentes. No hay libro suyo que lo distraiga de
su propósito. Hoy, después de una existencia consagrada a su muy
particular e inimitable labor, admiramos su coherencia.
Maestro de la poesía así entendida y así asumida, compórtase
como un artesano de la palabra, a la que trabaja rehaciéndola siem-
pre, retomando bocetos y acabados para reconstruirlos de nuevo, sin
por ello desbaratar la horma que los hace posibles.
Quienes solemos frecuentar su imaginario vivimos atentos a la
aparición de una nueva producción suya porque sabemos que una
sorpresiva confidencia nos ha de deparar su lectura, ora en prosa, ora
en imágenes, o bien mediante la reflexión o mediante aforismos.
Así ocurre con su libro Vela de armas, publicado en el año 2005
y recientemente relanzado por la colección “Alfabeto del mundo”,
[ 174 ] del sello El Árbol Editores, de la Dirección de Cultura del estado
Táchira.
No más abrimos al azar sus páginas, la voz de Calzadilla nos
amista con su ya conocida motivación escéptica. Un poema en prosa
nos advierte una vez más que debemos desconfiar con lo que ocurre
allá afuera o en nosotros. Mantengamos ojo avizor respecto a cierta
lógica de la engañosa vividura moral. La escritura llámase “Parado-
jas”. Escuchémosla:
Deberías haber salido antes de partir. Esto te hubiera evitado ha-
cer el trayecto. Y te habría permitido llegar sin moverte del sitio
de partida, justo en el momento en que partías y sin pérdida de
tiempo.
No diré pues que yo estaba en mi lugar porque a lo mejor era el lu-
gar el que estaba en mí. Tampoco diré que yo estaba fuera de lugar
porque a lo mejor era el lugar el que estaba fuera de mí.
Lector y seguidor de Michaux, asiduo frecuentador de la poe-
sía moderna, de la que es figura descollante, Calzadilla ha sabido
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