Page 89 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
Sostuvo que extender y exasperar la guerra era apresurar la revolución
europea. Pero, en realidad, en su intervencionismo latía su psicología
guerrera que no podía avenirse con una actitud tolstoyana y pasiva de
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neutralidad. En noviembre de 1914, Mussolini abandonó la dirección
del Avanti y fundó en Milán Il Popolo d’Italia para preconizar el ataque
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a Austria. Italia se unió a la Entente. Y Mussolini, propagandista de la
intervención, fue también un soldado de la intervención.
Llegaron la victoria, el armisticio, la desmovilización. Y, con estas cosas,
llegó un período de desocupación para los intervencionistas. D’Annunzio
nostálgico de gesta y de epopeya, acometió la aventura de Fiume. Musso-
lini creó los fasci di combetimento: haces o fajos de combatientes. Pero en
Italia el instante era revolucionario y socialista. Para Italia la guerra había
sido un mal negocio. La Entente le había asignado una magra participa-
ción en el botín. Olvidadiza de la contribución de las armas italianas a la
victoria, le habla regateado tercamente la posesión de Fiume. Italia, en
suma, había salido de la guerra con una sensación de descontento y de
desencanto. Se realizaron, bajo esta influencia, las elecciones. Y los socia-
listas conquistaron 155 puestos en el parlamento. Mussolini, candidato
por Milán, fue estruendosamente batido por los votos socialistas.
Pero esos sentimientos de decepción y de depresión nacionales eran
propicios a una violenta reacción nacionalista. Y fueron la raíz del fascismo.
La clase media es peculiarmente accesible a los más exaltados mitos
patrióticos. Y la clase media italiana, además, se sentía distante y adver-
saria de la clase proletaria socialista. No le perdonaba su neutralismo. No
le perdonaba los altos salarios, los subsidios del Estado, las leyes sociales
que durante la guerra y después de ella había conseguido del miedo a la
revolución. La clase media se dolía y sufría de que el proletariado neutra-
lista y hasta derrotista, resultase usufructuario de una guerra que no
había querido. Y cuyos resultados desvalorizaba, empequeñecía y desde-
ñaba. Estos malos humores de la clase media encontraron un hogar en el
fascismo. Mussolini atrajo, así, la clase media a sus fasci di combatimento.
96 Referencia al novelista ruso León Nikolayevich, Conde de Tolstoy, quien predicaba
un tipo de cristianismo de no resistencia al mal y aceptación del dolor del hombre.
97 La Entente es el nombre que adoptó la alianza de Inglaterra, Francia y Rusia
zarista contra Alemania.
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