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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


              pueblo la revolución democrática que, abatida la monarquía, tomó su
              carácter social y clasista. Empezó el movimiento autonomista de la India
              y del Egipto, que afirmaba el despertar de los pueblos de Asia y África.
                 El Imperio de los Zares sufrió su primera gran derrota en la guerra
              con el Japón. Desde su ataque a la China, el Japón había demostrado su
              intención de abrirse paso en el Asia. Su ambición estaba puesta en la
              Manchuria, hasta donde estiraba su garra el Imperio Ruso. Rusia no
              estaba en grado de disputar una colonia de esta situación a un pueblo
              con mejor organización capitalista. El Imperio de los Zares era, por su
              estructura y su economía, un imperio político-militar de antiguo tipo.
              Mientras  debía  su  propio  desarrollo  industrial  a  capitales  y  técnicos
              extranjeros, Rusia pretendía mantener y dilatar un inmenso dominio
              colonial. Su política molestaba y contrariaba los planes del imperialismo
              británico que encontró una manera de quebrantarla por mano ajena,
              alentando el naciente imperialismo japonés.
                 El Japón, técnicamente mejor preparado que Rusia para la guerra,
              expulsó a los rusos del territorio que codiciaba. La flota japonesa deshizo
              la armada rusa del Báltico, enviada por Rusia al Extremo Oriente, asegu-
              rándose desde ese momento el dominio del mar.
                 La victoria japonesa rectificó a expensas de Rusia el status vigente
              hasta entonces en el Extremo Oriente en el reparto colonial. El Japón
              recibió en virtud del tratado de paz, la parte meridional de la isla de
              Sákhalin y el sur de la península de Liao-Tung con las ciudades de Dainy
              y Puerto Arturo. La Corea quedó definitivamente bajo el poder del Japón,
              que estableció con la anexión de una parte de Liao-Tung, las bases de su
              actual posición en la Manchuria.
                 La guerra tuvo profunda resonancia en la situación política y social
              de ambos países, particularmente en la del país vencido, donde la ola
              de descontento popular amenazó seriamente en 1905 la estabilidad del
              zarismo.










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