Page 330 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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330  Rafael Ramón Castellanos



                 bia misma, las acusaciones de que con ellas tienen miras particula-
                 res, S.E. el Libertador y el Presidente de la República, todo aconseja
                 separar la causa que las produce. Antes no era de la dignidad del
                 gobierno de Bolivia aceptar este consejo, cuando casi se le quería
                 forzar a seguirlo. Resuelto a sostener su independencia y su decoro,
                 desechó hasta las insinuaciones venidas de Lima y Buenos Aires
                 para despachar las tropas, anunciándose que en consecuencia se
                 entraría en íntimas relaciones de amistad. Todo fue sacrificado a
                 la libertad de la nación para regirse, y a consecuencia de conservar
                 fuerzas que la defendiesen contra aspiraciones extrañas.
                   Las circunstancias han variado. Al tomar el señor general La Mar
                 la presidencia del Perú, ha dicho a este gobierno que desea marcar
                 los actos de su administración, estrechando los vínculos de aquella
                 república con Bolivia. Estas seguridades de un americano distin-
                 guido por su honradez, nos prometen el restablecimiento de fra-
                 ternales relaciones con el Perú. A la vez están iniciadas las de la
                 más buena armonía con las provincias del Río de la Plata. Cesando,
                 pues, los cuidados de pretensiones extrañas, y sin que se compela
                 desde fuera a la conducta que debe observar, el gobierno cree que es
                 el momento de mostrar las ningunas miras particulares con que han
                 sido detenidos los auxiliares, y resuelve por tanto que V. S. regrese
                 con toda su división para Colombia.
                   También hace mucho tiempo que S. E. el presidente anhela con-
                 vocar la representación nacional, y los mismos motivos lo han de-
                 tenido, pues no era su honor dejar a la república en peligro con
                 sus vecinos. Con esperanzas fundadas del restablecimiento de las
                 buenas relaciones y estando en tranquilidad interior, piensa realizar
                 su deseo lo más luego. Para ello quiere, que si es posible, no haya
                 tropas extrañas en el territorio, ni aun al tiempo de las elecciones, a
                 fin de alejar hasta las sospechas de coacción. 441
               Las reacciones internas también tomaban un cariz peculiar y peligroso.

             Había mucha propaganda “instruida en los papeles peruanos” y para com-


             [ 441 ]_ Ídem, p. 466-467.
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