Page 322 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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322  Rafael Ramón Castellanos



                 clase de Ministro Plenipotenciario y celebrar a más de los tratados
                 de amistad y comercio, uno de la alianza ofensiva, especialmente
                 contra el usurpador de la Banda Oriental.

                   Este gran suceso es glorioso y feliz para ambos estados: para el
                 argentino, porque consuma el honroso, noble y desinteresado des-
                 prendimiento que inició con la ley del 10 de mayo de 1825; porque
                 toma un aire imponente en su presente lid, presentándose reforza-
                 do con la alianza de Bolivia, y en fin porque hará ésta un comercio
                 ventajoso en medio de las franquicias y garantías de una amistad
                 bien fundada.
                   Bolivia, reconocida por su antigua madre patria, obtiene todo,
                 lo único que necesitaba para ser un estado soberano; se llena de la
                 inmensa gloria de ser la primera en extender una mano generosa
                 a una nación heroica, que después de tantos servicios hechos a los
                 otros Estados, hoy se ve abandonada de todos; amiga, en fin, y alia-
                 da de un estado compuesto de bravos guerreros, podrá mirar con
                 desprecio cualesquiera peligros exteriores.

                   No será tampoco mal remedio para sus agitaciones, asegurarle
                 que el gobierno actual de Bolivia no ha pensado intervenir en los
                 asuntos interiores del Perú en modo alguno, y mucho menos con
                 fuerza armada. V. sabe que tengo quejas particulares de la admi-
                 nistración presente, pero sabe también que amo a la verdad sobre
                 todo; óigame V. y juzgue.
                   El que intenta hacer la guerra no se desprende de un solo soldado,
                 especialmente si preside a un estado pequeño y naciente, a un esta-
                 do escaso de recursos y devastado por una lucha anterior. Sentado
                 este principio, pregunto: ¿Son tan estúpidos los de la administra-
                 ción boliviana para meditar una guerra, y en vez de incrementar las
                 tropas que tenían antes de los sucesos del Perú, estar embarcando
                 batallones enteros y desprenderse de los mejores oficiales? Además
                 siendo indubitable la alianza de Bolivia con Buenos Aires, contra el
                 emperador del Brasil, no puede, ni aun el espíritu más prevenido,
                 acoger la absurda idea de que el menor de los estados de América
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