Page 299 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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Sucre adhería a la necesidad de una unión amplia y suficiente como para
dotar de una legislación integracionista a seis Repúblicas: Río de la Plata,
Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Guatemala.
A los representantes de Bolivia al Congreso de Panamá no les fue posible
hacer acto de presencia en tan conmovedor evento, y aún más, sus nombres
no aparecen en los anales del Altiplano, por lo cual son ignorados hasta
ahora, pero las “instrucciones” que para ellos dictó el Mariscal el 13 de julio
de 1826, y conformó el Secretario de Relaciones Exteriores, coronel Facun-
do Infante, son de una importancia incalculable; leámoslas:
1° Celebrar un pacto solemne de unión y alianza entre los estados
que conforman la Asamblea de Panamá, ofensiva y defensiva contra
la España, para obligarla a poner término a la guerra, y defensiva
contra cualquiera otra potencia que invada a los confederados.
2° Estipular que ninguno de los estados federados trate separa-
damente con la España ni admita el reconocimiento de su aislada
independencia, ni acceda a las demandas de indemnizaciones pecu-
niarias que la España u otra potencia a su nombre pueda entablar
por la ausencia de su antigua supremacía.
3° Solicitar que la Asamblea sea permanente con los importantes
fines: 1° de velar sobre la exacta ejecución de los tratados, y sobre
la seguridad de la federación: 2° de mediar amigablemente entre
cualquiera de los estados aliados y las potencias extranjeras caso
que ocurra una desavenencia: 3° de servir de conciliador y aun de
árbitro, si se pudiera, entre los aliados que por desgracia tuvieren
algún motivo de alteración que tienda a disolver sus relaciones: 4°
de expeler de la confederación al estado que falte a las obligaciones
contraídas: 5° de dirigir y reunir los esfuerzos comunes contra aquel
estado, que por ideas de ambición y de engrandecimiento, quiera
violar la independencia de cualquier otro.
4° Proponer un tratado general de comercio y navegación en-
tre los confederados, análogo a los sentimientos de fraternidad que
deben reinar entre ellos, sancionando el principio de la abolición