Page 133 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
PDVSA y me pregunto si allí tendrán aire acondicionado y
si funciona. Es mediodía. Mis compañeros de viaje sudan y
dormitan. Los empleados ahogan sus bostezos. Como en un
espejismo del desierto, las facciones de todos se van amelco-
chando. El niño travieso ya no corre, está rendido en el regazo
de su madre. Oigo el ruido del avión, abro los ojos y solo
veo, ahí afuera, la enorme máquina del aire acondicionado,
inservible, como un monstruo antediluviano, muerto y tosco.
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