Page 340 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
el arma. Una bala dorada 7.62 queda medio salida. El sol-
dado traquetea el arma. La bala cae al piso. El Fal, queda
listo. Calzadilla recoge la bala y se la pasa a su amigo. Le
tiemblan las manos. Sudor. Cansancio. Tensión. Miedo.
En el cerro la muchedumbre baja gritando, riéndose, bai-
lando, insultando. Calzadilla, estoy chorreado. Yo también.
Qué buena vaina… ¿Qué hacemos? Nada, lo mismo, con-
tenerlos, yo qué sé… Esperar órdenes. Qué buena vaina…
Tiros de escopeta. Lanzadores de lacrimógenas. La mu-
chedumbre corre de nuevo hacia arriba, hacia el cerro.
Más tiros. Unos metropolitanos disparan sus revólveres.
Los soldados, reclutas de 18, 19 y 20 años, del Batallón
de Infantería Bolívar, esperan órdenes. Sudor. Cansancio.
Tensión. Miedo. El soldado Juan Alberto Calzadilla voltea.
Pedroza no está a su lado. Está en el piso. El casco rodó.
El soldado Pedroza está desparramado en la acera sucia.
Su cara de muchacho moreno destrozada de un tiro que le
abrió el pómulo, le explotó el cráneo. El soldado Juan Al-
berto Calzadilla hace un esfuerzo para no gritar, para no
vomitar, para no llorar, para no tirarse al piso al lado de su
compañero. Con rabia pasa el selector del fusil de asalto
a automático. Corre dando traspiés hacia el centro de la
calle. Se lleva el Fal al hombro. Apunta a la confusa masa
de gente que viene bajando de nuevo el cerro. Aprieta el
gatillo con fuerza. En dos segundos vacía el cargador de 20
tiros. Sudor. Cansancio. Tensión. Miedo. Odio…
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