Page 343 - Escritos de ayer y hoy
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urbana y la rural estaban dirigidas por el PCV y el MIR, y se
planteaban construir un “gobierno nacionalista, democrático,
popular e independiente”, con un horizonte socialista y una
alianza de clases.
YVL: —¿Qué se siente perder un combatiente?
FSR: —Oye, es tremendo. Al fragor de la lucha, cuando uno está en
combate que se está llevando plomo y plomo, bueno, tú luchas allí. (Unos
segundos de silencio y una mirada pensativa, que refleja un viaje mental
inmediato a las montañas para continuar). Yo recuerdo a un compañero
llamado Arturo; estábamos en una zona llamada Mango de Ocoita y
teníamos más o menos una defensa circular del campamento, entonces la
posta escuchó un ruidito de cantimplora del ejército. Yo di la orden de
defensa y organicé una retirada, me tocaba echar el primer tiro; vi como
a cincuenta metros las hojitas moviéndose y un soldado que venía al
frente, y le meto el gatillo y se me tranca el FAL, y tuve que decirle al
compañero Canales que disparara e iniciamos el combate. La plomazón
seguía y ordenamos retirada. Al salir nos tiraron un rafagazo y Arturo cae
de rodillas; lo toqué y estaba muerto, le quitamos la cantimplora, el arma,
y seguimos. No era posible llevarlo con nosotros.
Dice que en esas situaciones lo que se siente es impotencia
y luego le llegan el recuerdo y las lágrimas. Rápidamente, lle-
gan a la conversa los amigos que se fueron lejos, como Jorge
Rodríguez (padre).
La participación de Fernando Soto Rojas se sintetiza en un
proceso de tres largas coyunturas políticas:
FSR: —En mi vida he atravesado la coyuntura que va desde el régimen
de Pérez Jiménez y Delgado Chalbaud, desde el 24 de noviembre de
1948 hasta el 23 de enero de 1958. La segunda es la que va desde el 23
de enero de 1958 hasta la segunda presidencia de Rafael Caldera, en fe-
brero de 1999, 40 años del puntofijismo. La tercera en la que he partici-
pado es la que arranca con los acontecimientos de febrero del año 1989
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