Page 340 - Escritos de ayer y hoy
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Fue un guía para Fernando, además de hermano y compa-
            ñero. Él asegura que cuando ocurrió la desaparición de su her-
            mano ratificó, una vez más, su compromiso de lucha y de vida:
               FSR: —Víctor Ramón se incorporó al proceso de luchas
            en los sesenta, era comisario del Frente Guerrillero Ezequiel
            Zamora. Por una maniobra equivocada en la retirada fue he-
            cho preso junto con el comandante Sánchez –Trino Barrios–,
            dirigente campesino. Lo pusieron preso, le dieron ruleta por
            varios teatros de operaciones y, finalmente, lo llevaron a Cupira
            donde estaba un teatro de operaciones; allí lo desaparecieron.
               “Eso ocurrió el 27 de julio de 1964, en el gobierno de Raúl
            Leoni, siendo ministro de Relaciones Interiores Gonzalo
            Barrios y director de Política Carlos Andrés Pérez”, contó con
            una semblanza de tristeza.
               YVL: —¿Dio sus primeros pasos políticos en AD?

                FSR: —Sí. Yo milité en la juventud de Acción Democrática (AD). No
               entré directamente al Partido Comunista de Venezuela (PCV) porque
               observaba primero al fundador del PCV –que era el viejo Leopoldo Ma-
               nuitt, desde la época de Gómez– y el partido confrontaba mucho al ge-
               neral Emilio Arévalo Cedeño, que era el caudillo popular del pueblo;
               entonces no por casualidad el PCV se mantuvo un cuarto de siglo con un
               solo militante en el pueblo. En cambio en AD yo veía figuras como An-
               drés Eloy Blanco, había como más posibilidades de debate; no entendía
               muy bien el problema del stalinismo y entonces lo que se desarrolló allá
               fue la juventud de AD, la rebelde.

               YVL: —Para 1958 AD tenía el poder político, ¿por qué
            rompió con ellos?


                FSR: —En AD había luchas de tendencias y opiniones muy impor-
               tantes. Había tres grandes corrientes: la que llamábamos “de la vieja
               guardia”, dirigida por Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Luis Bel-
               trán Prieto y otros. Había un grupo de la Juventud donde estaba Simón
               Sáez Mérida, que era el secretario general, junto con Domingo Alberto


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