Page 178 - Entre suenos y rochelas. Poemas y otros escritos
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enseguida abres tu cofre
donde atesoras jardines,
tus praderas y tus montes,
tus espadas, tus molinos,
tus afanes de quijote
y con mi espalda de escudo
vas derribando dragones
y me nombras Rocinante,
al que mantienes al trote
pastoreando en las alturas
toboganes de colores.
Embebido en monerías
yo te dejo que retoces,
mientras contemplo tu estampa
y tú exploras mis facciones,
y yo te veo como un ángel
y tú ves un monigote
al que estrujas su cabeza
haciendo que se atolondre,
allí es cuando apenas parte
el tren de tus emociones,
donde decides que yo
sea el conductor y el botones.
Y me dibujas un traje
con sombrero y con bigotes
y tú, desde la ventana,
a todo al que reconoces
le lanzas una sonrisa
que fulgura en todo el orbe,
dando la orden del silbato
que dichosos todos oyen
y saludas a Doñana,
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