Page 114 - Entre suenos y rochelas. Poemas y otros escritos
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El padre, al abrir el sobre, halló una pequeña nota que decía:
           “Señor representante, se le agradece pasar por la escuela a la
           brevedad posible, a fin de tratar tema relacionado con su hijo”.
           Durante aquel encuentro, Inocencio, con el respeto que le ca-
           racterizaba, se defendió de cada una de las acusaciones que el
           maestro le imputaba. Al llegar a casa, su papá le dice:


           —Entonces, Inocencio, ¿tú me quieres decir que el maestro no
           tiene razón en nada?
           —No, claro que tiene razón en muchas cosas, especialmente
           cuando dice que me hago el que no mato ni una mosca y que
           todos los días llego con un cuento distinto. Pero hay cosas que no
           entiendo, papá, o mejor dicho, que el maestro no entiende: él me
           dice que los márgenes van de verde limón y a mí me gusta es la
           naranja, que la sangría debe ser azul, cuando yo siempre he visto
           que es violeta, siempre me regaña y me dice que deje de estar
           viendo el techo...
           —¿Y qué hace usted viendo el techo?
           —Yo siempre termino mis tareas de primero y para no aburrir-
           me miro al techo, y disfruto al ver cómo juegan a las acrobacias
           las arañas y las lagartijas. –y, caviloso, le dice:
           —¿Sabe qué, papá?
           —Dígame, hijo.
           —Un gran estudioso norteamericano dijo que las matemáticas
           son el arte de la explicación... ¡Quisiera convertirme en números
           y solucionarles tantos problemas a los maestros! En realidad no
           los entiendo.

           Inocencio se hizo un hombre, pero nunca dejó de ser distinto;
           continuó soñando con las mañanas soleadas de su cuaderno, con
           sus conversaciones nocturnas y las respuestas increíbles de los
           escarabajos, con la multiplicación de las sonrisas y la bondad,
           convencido de que la suma de uno más uno siempre termina



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