Page 48 - El Credo de Aquiles Nazoa
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Rilke escribe al joven poeta que lo admira, en la
Carta VI y se interroga ¿Por qué no seguir siendo
niños? Y prosigue:
…y los niños son siempre lo que usted fue de
niño –así tristes y felices–; y si piensa en su
infancia, revivirá entonces en medio de ellos,
en medio de los niños solitarios; y los adultos
nada son y su dignidad nada vale. 4
Ahora entendemos por qué Aquiles le abre
espacio en su Credo a Rilke. También los une su
amor a las cosas más sencillas, amor casi religioso,
de veneración, a las casas, las mesas, los cuadernos,
como a las cosas más vivas: el río, la lluvia, las tar-
des. La poeta Hanni Ossott, traductora de Rilke en
Venezuela escribe en el prólogo: “Entre los poetas
de lo religioso y lo sagrado debemos contar a Rilke.
Su religiosidad es muy particular, Rilke ejercita un
fervor íntegro y especial por las cosas: la casa, la
Catedral, las torres, los árboles, la tierra” .
5
4 Rainer María Rilke. Cartas a un joven poeta. Caracas. Fundación Editorial
El perro y la rana, 2007, p. 39.
5 Idem. Elegías de Duino. Caracas. Monte Ávila Editores Latinoamericana,
1986.
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