Page 505 - De mi propia mano
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tal vez podría servirle un poco si me llaman de Quito; y ya mis servicios
no se considerarían por nadie como una aspiración al mando. yo tendría
que hacer un sacrificio para arrancarme de mi familia; pero tal vez lo haría
gustoso, porque amo cordialmente a bolivia. ud. ve, pues, por cuanto digo,
que no he olvidado mis deberes hacia este país.
Sean cuales fueren las circunstancias, pienso estar en Quito para sep-
tiembre del año que viene lo más tarde; si puedo antes, lo haré. No sé cómo
calcule al llegar a mi casa; pero por hoy, y en vista de todas las circunstan-
cias, creo que no variaré mi propósito de retirarme a la vida privada, y no
tomar parte en nada. Sentiré si ud. está en el gobierno, no prestarme a
ayudarle; pero aun a ud. pienso negarme, porque estoy persuadido que
el terreno sobre que trabajamos es fango o arena; y que sobre tal base nin-
gún edificio puede subsistir. Muy bellas son las teorías que defendemos en
américa. ¡ojalá se practiquen!
bolivia permanece en perfecta paz; apenas la división auxiliar es la que
me da cuidados, porque entiendo que la disciplina no anda muy bien; lo
anuncié a ud. desde mucho tiempo ha. De la República argentina no hay que
hablar; eso está cada vez en más desorden; todo el poder de Dios no bastará a
arreglarla. todas las provincias han desertado de la guerra con el emperador;
y no dude ud. que buenos aires abandonada haga una paz vergonzosa.
Me anuncia ud. que un hermanito mío quería venir para acá y por lo
dicho se ve que hará mal si emprende tal viaje. en cuanto al dinero que
cobran mis hermanos diré lo que hay: sabe ud. que yo dispuse regalarles
todo mi haber nacional de colombia y sus productos desde el año 23 que
están en giro en Guayaquil, que todo hace como veinte y cuatro mil fuer-
tes. Di, pues, tres libranzas para esta suma de a ocho mil pesos cada una
contra el Gobierno para entregar a mi familia en Venezuela y yo abonaba
a la caja de Guayaquil. Pagaron a mi hermano Gerónimo ocho mil fuertes
y ud. ha hecho abonar a la señora White, de mi cuenta, mil y quinientos.
como mi dinero lo puse a la orden del general Santander en Guayaquil,
éste ha prevenido a Vicente Roca que entregara algunas cantidades a la
tesorería, y en consecuencia se habían entregado hasta julio último diez
y nueve mil seiscientos noventa y dos fuertes; el resto hasta los veinte y
cuatro mil los tenía disponibles a la misma orden del general Santander.
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