Page 445 - De mi propia mano
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esfuerzos para poner un grande ejército en la banda oriental, como habrá
ud. visto por la carta del señor Funes que le mandé habrá quince días.
Supongo ya al general Santa cruz muy cerca de lima, pues salió desde
el 20 de mayo de la Paz; iba por arequipa para embarcarse en Quilca.
creo que el consejo de Gobierno del Perú será bien compuesto con las
personas que ud. ha escogido para él; mas no ocultaré que me espero
desórdenes luego que ud. se vaya para colombia; y lo peor de todo es que
nos lleguen hasta aquí, donde todo marcha admirablemente. en cuanto
a mi armonía con el consejo de Gobierno cuente ud. que será tal, como
la he tenido hasta ahora: procuraré guardarla también con el gobierno de
buenos aires, a pesar de que entiendo que allí se proponen introducir la
discordia en este país, con sus papeles; mas, si me aseguro de ello, le he de
volver la misma conducta y me prometo mejor suceso. lo sentiré realmente,
porque deseo de todo corazón que ese desgraciado país se organice.
en el correo de 27 de mayo mandé a ud. una larga carta detallándole
la instalación de este congreso, etc., etc.: la dupliqué en el correo del 4,
y como no dejé copia no la triplico ahora. el congreso va bien, y parece
muy bien animado en todo: creo que se conduzca bien hasta que se trate el
negocio de capital en que estoy cierto que se van a dividir; por esto es que
les he pedido particularmente a los diputados que no traten esta materia
hasta el fin de las sesiones, y lo mismo la división del territorio.
ayer he leído tres veces su proyecto de constitución para bolivia, y
otras tres su carta en que me habla de ella. le prometo empeñar todas
mis fuerzas para que pase, si es posible, íntegra, a cuyo efecto hablaré con
los diputados. Sin embargo, como ud. me pide mis opiniones francas no
haré la traición de ocultarle que dudo que pase el presidente vitalicio;
hasta ahora cuanto he recabado es que me ofrezcan votar que lo sea por
ocho años, pudiendo ser reelegido cuantas veces se quiera, según su buena
conducta. ahora mismo acaba de estar aquí el Dr. olañeta y me ha dicho
que los diputados sí convienen a votar por la presidencia vitalicia si yo la
acepto. Por apoyar su pensamiento de ud. estuve por decir que sí; mas,
no pudiendo conformarme con el engaño, le leí los dos primeros párrafos
de esta carta y le repetí que no podía aceptar un encargo que yo no creía
capaz de desempeñar: que los serviría eficazmente hasta la reunión del
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