Page 449 - De mi propia mano
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porque hizo cien desatinos separándose arbitrariamente de los decretos del
Gobierno y se le desaprobó su conducta, pidió su pasaporte. le dije que
no era ese motivo de irse, puesto que los decretos fueron revisados y casi
redactados por él antes de publicarse; pero que publicados, era deber del
Gobierno sostenerlos: contestó que no, que se quería ir. he mandado por
tanto que le admitan su renuncia. en cochabamba ha peleado e insultado
a todos tratándolos de ignorantes y brutos, lo cual, desagradó como era
natural, a aquellas gentes; pero lo que más alarma causó, fue que dijo que
o él había de poder poco, o que antes de seis años, él destruiría en bolivia
la religión de Jesucristo. Juzgue ud. el mal que esto nos ha hecho, dicho
de boca de un hombre tan estimado de ud. y a cuyo cargo se ha puesto la
educación de la juventud. Parece increíble que un hombre del talento de
don Samuel hable tales necedades. Vino luego aquí, y porque de mi orden
se había establecido una casa de mendigos se enojó, porque el Gobierno y
que no debía hacer ningún establecimiento de beneficencia sin su consenti-
miento. en fin, ha hablado disparates que yo le he tolerado tranquilamente
considerandole [sic] la cabeza de un francés aturdido.
luego que se resistió a continuar su encargo le dije que entregara al
coronel o’connor lo que tenía a su dirección respecto a edificios; y por su-
puesto que no ha dado sino el colegio San Juan en muy mal estado, después
de seis meses que su reparación la tiene a su cargo, y el convento de San
agustín, que yo destiné a huérfanos, medio destruido. ha hecho diferentes
faltas con una suma grosería a o’connor, que las ha aguantado por respeto
a ud. Sus francesadas llegan hasta haber negado a o’connor venderle unos
instrumentos que estaba vendiendo públicamente.
había yo encargado a buenos aires dos buenos capitanes de artillería
y llegó uno francés: lo fue a visitar y le dijo que no admitiera tal plaza,
porque de servir aquí un francés debía hacerlo con muy buen sueldo; que
él había renunciado su plaza de director de estudios, y que la pidiera. la
simpleza de este don Samuel ha llegado hasta hablar a infante con medio
insolencia porque al tal capitán francés se le haga director. Más todavía:
a fuerza de diligencias mías he conseguido que vengan de buenos aires
unos veinte artesanos franceses e ingleses que son carpinteros, herreros y
albañiles para trabajar los edificios del Gobierno en la nueva capital: de
biblioteca ayacucho
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