Page 277 - De mi propia mano
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volviese a nuestra patria: allí cerca del Gobierno, cerca de los apoderados
                 de la República, gozaríamos inmediatamente de la beneficencia de las le-
                 yes, recibiría pronto el ejército sus recompensas, y serían innecesarias las
                 facultades extraordinarias que V.e. ejerció para premiarlo: gozaríamos de
                 la paz dulce que disfrutan el resto de los militares, y de los tiernos recuer-
                 dos que se hacen a la nación por sus servicios, mientras los nuestros en un
                 país extraño, con inmensas fatigas, únicos en la guerra, y con ningunas
                 esperanzas particulares…
                    No deseamos, señor, significar ahora ninguna queja, sin embargo que
                 hemos visto la atroz injuria del poder ejecutivo en consultar al congreso si
                 los empleos que V.e. había dado al ejército serían reconocidos en colombia,
                 como si nosotros hubiéramos renunciado nuestra patria, como si nuestros
                 servicios fueran una especulación, y como si el ejército recibiera ascensos tan
                 simplemente como se ganan en las capitales: este insulto que hemos sentido
                 más por la publicación en las gacetas que por el hecho, lo hemos sofocado en
                 nuestro dolor, porque nuestros corazones son de colombia, y nuestras armas
                 y nuestra sangre sostendrán su libertad, sus leyes y su Gobierno; ni es nuestro
                 ánimo oponernos a las disposiciones de los escogidos del pueblo, no obstante
                 que algunas a largas distancias pueden ser inconsultas e inconsideradas; es
                 sí nuestro anhelo y nuestro humilde ruego que V.e. revoque (o por lo menos
                 suspenda hasta elevar nuestros reclamos al congreso) su resolución de 24 de
                 octubre, y que tomando otra vez su intervención y su conocimiento inme-
                 diato en el ejército, como se hallaba antes, lo vea éste volver a su frente para
                 conducirlo con fortuna y con gloria al término de la empresa heroica que V.e.
                 ha comenzado, y en que esperamos que V.e. nos dará nuevos laureles para
                 restituirnos a colombia, y rendir con ellos y nuestros trofeos el homenaje
                 más puro de nuestro amor patrio en el templo de la representación nacional.

                    excmo. señor.


                    el general comandante en jefe, a.J. de Sucre. el general comandante
                 general de la primera división, Jacinto lara. el comandante general de
                 la segunda división, José María córdova. el coronel de Rifles, arturo
                 Sandes. el coronel de Húsares, laurencio Silva. el coronel comandante


                                          biblioteca ayacucho
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