Page 170 - De mi propia mano
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han comportado de una manera muy poco correspondiente al entusiasmo
                 de los soldados de la patria y al ejemplo de sus valientes compatriotas en el
                 ejército del Perú: que por primera vez se cuenta en la guerra de américa la
                 deserción de un batallón en el campo de batalla como lo hizo el de Piura y
                 el abandono de la reserva al cuerpo del combate como lo hizo su caballería:
                 que el tránsito de estos 1.200 hombres por nuestro territorio ha sido mar-
                 cado por la devastación: que su indisciplina llegó hasta el horrible caso de
                 formar el batallón Trujillo frente al enemigo en Riobamba para rechazar las
                 suficientes raciones que se le daban, que no eran sin embargo del agrado de
                 sus jefes, y nos ha forzado a detener los movimientos para buscarle nuevas
                 raciones, colocándonos en el caso de sufrir, o de batir su cuerpo a la vista
                 del enemigo, ante quien no tuvo igual audacia en los campos de Pichincha:
                 que este crimen quedó impune contra la disciplina: que por tanto los jefes
                 de su infantería aprovechando la ocasión de que estaban sobre Pasto las
                 tropas colombianas me han amenazado saquear la ciudad de Quito por-
                 que no tenían satisfechos desde principios de junio los sueldos del mes:
                 que asistidos con preferencia en todo, y sin embargo de una conducta tan
                 hostil y poco brillante, he dado a estos 1.200 hombres una gran parte de
                 la victoria para hacerles reputación ante sus compatriotas que con tanto
                 honor sostenían los estandartes de la libertad en la tierra de los incas, y
                 para darles crédito ante los enemigos del Perú, considerando que las tro-
                 pas colombianas agobiadas de laureles, y llevando siempre la vanguardia
                 en la Revolución de américa sobraban de glorias; y por último, para no
                 cansar, que en recompensa de los servicios que esta división nos hizo en
                 el sur, mientras Numancia los prestaba en lima, volvió a su país llena de
                 distinciones, reemplazadas las 80 bajas que sufrió en la campaña con 1.200
                 colombianos que se dieron a sus cuerpos y dejándonos, a pesar de todo,
                 reconocimiento por sus tales servicios cualquiera que fueron porque en fin
                 abandonaron cinco meses su patria por venir a colombia.
                    en la alternativa de sufrir otros insultos a los que he visto (con des-
                 pre cio) en los papeles públicos de lima o de evitarlos haciendo conocer
                 ligeramente a ese Gobierno la verdad en la campaña del sur, ya que el Go-
                 bierno ha creído tan falsas relaciones, he preferido pasar por el dolor de
                 hablar por primera vez un negocio tan desagradable para que excusemos


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