Page 14 - De mi propia mano
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Sobre Sucre hay que apuntar la circunstancia de que el héroe america-
                 no escribía de su propio puño y letra las más de sus comunicaciones. De tal
                 modo, en los casi siete millares de piezas analizables –estampa legible de su
                 alma– se tiene, más técnicamente hablando, el autorretrato de un espíritu
                 superior.
                    Respecto de Antonio José de Sucre se ha generalizado el concepto de
                 un prócer insigne, cercano a Bolívar a quien guardó permanente fideli-
                 dad, y quien le dio su brillo. Conforme a esa misma idea común, Sucre era
                 magnánimo y generoso, con un criterio de la bondad casi blando y dulce.
                 Carácter suave y casi seráfico. Se insiste en presentarlo como un ingenie-
                 ro militar, disciplina difícil en la cual descollaba; un hombre de modesto
                 vuelo mental sin fuerza de originalidad. La opinión más divulgada sobre
                 Sucre no alcanza a verlo solo, sino entre los tenientes de Bolívar –aunque
                 sea de primero– de cuyas directrices, al parecer, nunca difería. En fin, era
                 un guerrero destacado y probo, de los muchos de la Independencia.


                                       IMAGEN DE HOY

                 La lectura de la integridad de sus escritos –e igualmente de esta selección,
                 que no es de documentos “oficiales” sino de los que en su variedad estima-
                 mos “representativos”– permite captar una realidad más veraz y nítida. Así,
                 ante todo, se confirma y reafirma cuanto se predica de la proyección moral
                 del personaje, de su lealtad al Libertador, de su condición generosa y de su
                 grandeza moral, pero compatibles con una personalidad muy activa, des-
                 pierta, militante de la justicia. El más severo, estricto y rígido de los princi-
                 pales capitanes de la Emancipación. Un paradigma en el cumplimiento de
                 su deber, y celoso garante de la disciplina castrense. Noble, duro y franco.
                 A nuestro juicio, Sucre es el símbolo perfecto del militar cabal: tanto en su
                 profesionalismo y en su virtud, como en la renuencia sistemática y sincera
                 a inmiscuirse en la Administración, ajeno a la aventura política y al juego
                 politiquero que él sabe son diferentes de su obligación legal específica.
                    Por otra parte, consideramos inconsistente la grata fábula –sin duda,
                 útil– de su estudio de ingeniería. En lo académico, él recibió –cuando más–
                 nociones básicas de matemáticas. Pero mal podía haber hecho cursos de


                                           DE MI PROPIA MANO
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