Page 100 - De mi propia mano
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lla parte, con un piquete de Dragones. el batallón Guayaquil estaba ya en
                 una confusión inconcebible y logré no obstante traer una parte a unir al
                 Santander; pero nunca conseguí alguna formación. Nuestra infantería no
                 tuvo presencia para resistir la masa de la caballería enemiga, y mucho menos
                 cuando ésta y la infantería desplegada cargaron de firme sobre nosotros.
                 Sin embargo se hizo la defensa que permitía tal estado; Albión tuvo que
                 ceder la chamba; el batallón Guayaquil botó infamemente las armas, y
                 el batallón Santander lo imitó luego en la mayor parte, y ya desde antes,
                 estos hombres atónitos y sorprendidos de la caballería, no acertaban ni a
                 dirigir, ni a hacer casi fuego al enemigo. envueltos ya de esta manera, yo
                 traté de recoger los restos de la infantería a la chamba de la espalda para
                 procurar los medios de salvarla; pero la desmoralización y la derrota eran
                 ya completas. Rodeado por todas partes de caballería, mezclada una y otra
                 infantería, y en medio de un gran llano, todo plegó, todo fue perdido a las
                 4 de la tarde. el batallón Albión que más se conservó fue luego rodeado y
                 obligado a ceder. en esta inmensa confusión, destruido todo, mi caballo
                 con una pata rota de un balazo, yo con una fuerte contusión en la mano
                 izquierda, con otra contusión en el pie derecho y cercado de enemigos, no
                 pensé que hubiera medios de salvarme; pero tres guías con dos edecanes
                 rompieron un paso y nos abrimos campo. el comandante cestari, otros
                 oficiales y algunos Dragones hicieron lo mismo, y apenas se han salvado
                 100 o más hombres, de cerca de 1.000 que entraron en el combate. todo,
                 todo señor, se ha perdido. al general Mires no lo he visto desde que en
                 la última carga de la caballería por nuestra derecha le hirieron su caballo,
                 parece que luego se fue a Albión y lo supongo prisionero.
                    V.e. verá que esta acción se ha comprometido contra mis órdenes, y
                 que se ha dado fuera de todo cálculo militar y de todas las reglas de la
                 guerra; y que se ha perdido únicamente, porque no ha podido dársele una
                 regular dirección, variadas desde el principio mis disposiciones; y que la
                 imprudencia de haber dispersado nuestra infantería antes del combate,
                 nos ha destruido. Soldados veteranos apenas hubieran podido rehacerse.
                 ¿cuánto menos era posible con reclutas? ha de saber V.e. que ni los
                 ingleses de Albión estaban presentes, porque se hallaban a bordo en la




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