Page 820 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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818   Omar HurtadO rayugsen



                 el principio de otra y otras más elevadas desde cuyas cumbres
                 divisaban todavía montes cuyos picos parecían perderse entre
                 las brumas etéreas del firmamento. Acostumbrados en sus pam-
                 pas a atravesar ríos torrentosos, a domar caballos salvajes, y a
                 vencer cuerpo a cuerpo al toro bravío, al cocodrilo y al tigre se
                 arredraban ahora ante el aspecto de esta naturaleza extraña, sin
                 esperanzas de vencer tan extraordinarias dificultades y muertos
                 ya de fatiga, los caballos, persuadíanse de que solamente locos
                 pudieran perseverar en el intento por climas cuya temperatura
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                 embargaba sus sentidos y helaba sus cuerpos… .

               Como pudiera pensarse que hemos incurrido en un sesgamiento inte-
             resado, referenciaremos la versión que, sobre esta trascendental acción,
             nos ofrece uno de los historiadores más contumazmente adversario y, en
             consecuencia, poco dado a elogiar al Libertador, escribano que retrata
             las circunstancias con las siguientes palabras:
                   Imaginemos aquí aquel poderoso espíritu en aquel cuerpo des-
                 medrado de pie ante el obstáculo más formidable que la tierra
                 opone al hombre fuera del Himalaya, dejando a su espalda un
                 ejército español relativamente fuerte al mando de un general ca-
                 paz, [comandados] por un puñado de caudillos republicanos de
                 dudosa lealtad y un gobierno débil e incompetente… Imaginé-
                 moslo entre su gente, plenamente consciente de los riesgos gi-
                 gantescos que corría, esforzándose en vencer la naturaleza donde
                 más ingente se le oponía, y todo ello para ir a enfrentarse con un
                 ejército más numeroso, mejor equipado, desde luego más des-
                 cansado que el suyo, poniéndolo todo al albur de la suerte, con
                 los medios más escasos, sin cañones, sin maquinaria, sin organi-
                 zación, sin intendencia, casi sin vestuario, la piel y los huesos, los
                 músculos, el corazón de aquellos soldados venezolanos, casi to-
                 dos hombres de los llanos tórridos a quienes aterraban las alturas
                 heladas, y los demás ingleses tan pocos hechos al calor de la tierra


             [43]_ O’Leary, Daniel F. Op. cit., p. 564.
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