Page 762 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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                 es que ellos quieren que nos quitemos de ahí para que ellos se
                 queden con el territorio para hacer negocio ilícito. Como noso-
                 tros no lo permitimos…


               Por su parte, Débora Fince, quien era la inspectora de Policía de Uri-
             bia cuando sucedió la masacre, contó con mucha seguridad cómo vivió
             los acontecimientos. La abogada había avisado a la Fuerza Pública tres
             días antes sobre el riesgo que corrían en su territorio, pero no recibió
             ningún apoyo:
                   ¿Cómo me iba a acompañar el Batallón Cartagena, si también
                 participó en la masacre de mi familia? El Alcalde de Uribia en
                 aquel entonces, Marcelino Gómez, como el Gobernador, José
                 Luis González Crespo, fueron cómplices de los paramilitares. La
                 razón que dio el Batallón Cartagena para no acudir a las víctimas
                 en Bahía Portete fue que estaba prestando seguridad al entonces
                 presidente Álvaro Uribe, quien visitaba la Alta Guajira. El expre-
                 sidente iba a inaugurar el parque eólico, mientras que mi familia
                 fue masacrada. Y nadie dijo nada. El silencio fue total.


               Esta masacre expresa el proyecto desplegado por los paramilitares en
             otras zonas de la actual Colombia, respecto de la instalación de un mo-
             delo cultural de orden patriarcal y autoritario. De allí la imagen de
             Juan, cabeza rapada, clara alusión de los neonazis; prendas militares del
             Ejército colombiano; y el águila imperial tatuado en su brazo izquierdo,
             diáfana reticencia anticomunista, anticomunitaria. Este modelo se pone
             en marcha a través de la imposición de unos determinados códigos de

             conducta y de moralidad, de control de las relaciones entre hombres y
             mujeres, no solo en el ámbito público sino en el privado, con una regu-
             lación despótica de la sexualidad, y en general, con una vigilancia opre-
             siva del comportamiento cotidiano. La escena de la playa en que Juan
             camina al mismo paso de una mujer wayúu, pero en un nivel espacial
             más alto es un claro indicativo de superioridad occidental que culmina
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