Page 761 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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          aterrorizar a la población, castigar de manera pública y descarnada a las
          mujeres indígenas lideresas y provocar el desplazamiento forzado. Juan
          y los otros paracos golpearon los liderazgos internos de los wayúu al
          quebrantar los roles públicos de las mujeres, difundiendo simultánea-
          mente el terror de arriba hacia abajo. Convirtieron a las mujeres a través
          de los repertorios de violencia, en particular de la violencia sexual, en
          un medio para herir el honor de los hombres wayúu, ya sea tanto en

          su masculinidad como en su rol social de guerreros. La pregunta que
          el público se hace, insisto, es ¿por qué? Es por todos conocidos que el
          poder económico en la actual Colombia está en manos santanderistas y
          no en manos bolivarianas. El odio que le tenía Santander a Bolívar está
          más vivo que nunca. Santander despreciaba a los pobres, a los indíge-
          nas, a los negros. El pueblo wayúu vive en paz, vive en equilibrio con la
          tierra. Los procesos económicos están fundamentados en el respeto de

          los ciclos de la tierra y de sus procesos regenerativos, mediante el esta-
          blecimiento de una relación distinta de los humanos con la naturaleza.
          Esta forma de concebir lo económico es contraria al santaderismo. La
          cotidianidad de los habitantes de Bahía Portete son quienes asumen su
          natural rol protagónico y participativo, que admirablemente es cap-
          turada con la lente de Mauricio Siso antes de la masacre, es el mejor
          ejemplo de los valores del buen vivir apoyado en una economía ecológi-
          ca y socialmente sustentable. Y es que el pueblo wayúu toda su vida ha

          contribuido con la preservación de la vida en el planeta y la salvación
          de la especie humana.
            Otras respuestas a la interrogante las dan Vicente Gutiérrez, uno de
          los que se salvó huyendo a Venezuela:

               Atrás de la violencia también había —y sigue habiendo— un
             interés en el territorio, y particularmente en el puerto artesanal,
             porque el territorio de nosotros es un puerto artesanal, una ba-
             hía muy bonita. Ahí se presta para trabajar, desembarcar. Por eso
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